España se ha marcado 2030 en el calendario, voluntariamente, con la idea de que para ese año, al menos un 74% de la electricidad en España sea renovable, ya sea gracias a la energía eólica o fotovoltaica. Para ello, se están poniendo en marcha cientos de estrategias, tanto a nivel nacional como a municipal en diferentes localidades, y todo parece ir viento en popa.
Esto es lo que cie el Plan Nacional Integrado del Gobierno, pero no lo que dicen alunas empresas especializadas y consultorías, quienes auguran un escenario menos bucólico. Durante el Congreso Solas+Wind SWES 2019 celebrado hace unos días, la consultora española EKON Strategy Consulting asegura que, en el mejor de los escenarios, España alcanzará un 69% de generación eléctrica a partir de fuentes renovables en 2030, pero no un 74%.
Si a este pronóstico de Ekon basado en el nivel de crecimiento y el precio del kilowatio de energía le sumamos los últimos, y tristes, recortes de ayudas a la producción de energías renovables, el resultado que obtenemos no es nada esperanzador.
En Eficiencia-V creen que la población está dispuesta a hacer el cambio, aunque haya que hacer una inversión inicial, pero este tipo de pasos atrás que da el Gobierno está quitándole las ganas a todos.
Hoy por hoy, cualquier instalación fotovoltaica merece la pena, tanto a nivel medioambiental como económico, pero la realidad es que la instalación no es barata y el autoconsumo, por tanto, no está al alcance de todos.
Algo de optimismo
No obstante, no todos los datos apuntas a cifras agoreras. La asociación europea, Solar Power Europe, cree que en 2019 se superaran los 128 GW de energía solar en todo el mundo, lo que supone un crecimiento del 25%.
España es un país de sol, y eso, bien manejado, puede ser una fuente de ingresos increíble. Pero no hablamos de ingresos económicos, que también, sino de ingresos de beneficios en todos los sentidos. El problema es, como siempre, que no estamos preparados para aprovechar realmente nuestro propio potencial.
Algunas empresas como Grupo Cobra, Iberdrola y demás, se han puesto manos a la obra para intentar estar lo más preparados posibles ¿Y cómo lo están haciendo? Pues con macroplantas solares. Los más negativos dicen que esto es un error pues, al final, no hay campo suficiente como para instalar estas macroplantas y dar energía a toda España. De hecho, los expertos más negativos del sector en este sentido, abogan por las instalaciones particulares, o comunitarias en edificios de vecinos, pero no por las macroplantas estatales.
Veamos un ejemplo al respecto. Iberdrila ha anunciado un proyecto solar entre los municipios de Torrecillas de la Tiesa y Aldeacentera que tendrá una extensión de 1.300 hectáreas de placas solares, una macroplanta que tendrá un tamaño equivalente a 11 veces el parque de El Retiro de Madrid. En Chiprana, Aragçon, el Crupo Cobra participa en un megacomplejo de 2.360 hectáreas, casi el doble del tamaño del de Iberdrola, una masa ingente de placas fotovoltaicas que desde el aire parecerá una especie de bosque o laberinto tecnológico. Dicho de otra manera, hay quien cree que vamos a empezar a colonizar aún más la tierra de tecnología en pro de las energías naturales y, por lo tanto, no tienen tan claro que esta sea la mejor visión de un futuro medioambientalmente más limpio.
Además, si este tipo de megaplantas solares las siguen llevando las tres empresas energéticas de siempre, estaremos de nuevo ante una concentración de poder que ya poseen las compañías eléctricas actuales, sin dejar espacio a la pequeña y mediana empresa, y sin dar un respiro a los ciudadanos que verán cómo, de nuevo, tendrán que pagar el kilowatio de energía tal y como ellos estipulen.
En China, en el desierto de Tengger, cuentan con una planta de 1547 MW bautizada como “La Gran Muralla Solar”, una suerte de monstruo de placas fotovoltaicas que vistas desde cielo parecen mostrar un trozo de futuro sin naturaleza, solo con tecnología.
Sea como sea, la realidad es que la Red Eléctrica ya ha dado la autorización para conectar a la red al 99% de toda la energía solar prevista en una década y al 83% de la eólica por lo que esto ha dejado de ser un proyecto para convertirse en una realidad. La pregunta ahora es si estamos haciendo lo correcto o deberíamos olvidarnos de estas macroplantas fotovoltaicas para optar por algo más pequeño y, como dicen algunos expertos, más particular.