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El vino ecológico está de moda

Si decimos que el vino de nuestro país es uno de los mejores vinos del mundo no estamos diciendo nada nuevo. Si añadimos que es algo característico de nuestra sociedad, tampoco. La novedad la encontramos en la producción de vino ecológico que está siendo impulsada desde el sector. Una apuesta que no sólo parte del creciente interés de la población por la salud, sino también por temas tan importantes como el cuidado del medio ambiente. Todo ello aportando beneficios económicos a los productores, pero sin ser los únicos ya que, apostar por ecología también aumenta la reputación de la imagen de la marca.

Cultivos ecológicos

Pese que la producción de vino en sí misma no es un proceso que cree un gran impacto medioambiental, la preocupación actual por que la huella que estamos dejando en nuestro planeta se reduzca, ha hecho que muchas empresas se hayan interesado por la producción ecológica.

Para conseguir un vino ecológico se han de seguir una serie de prácticas y cuidados en el viñedo, elaboración y guarda embotellado de los vinos, con las que se busca que todo el proceso sea lo más natural posible. Estos cuidados se traducen en cambios en todo el proceso, desde no añadir abonos químicos en el viñedo, un uso menor de sulfitos y otros productos en la elaboración, y un trabajo manual desde el nacimiento de la vid hasta la recogida, lo que supone un tiempo de trabajo muy superior a si se hace de forma mecánica. Con el objetivo de perjudicar lo menos posible el medio natural, la quema de rastrojos también está prohibida.

En esta apuesta por la calidad, es imprescindible contar con cepas de vid para plantaciones ecológicas, que estén en armonía con la idea de sostenibilidad que envuelve todo el proceso, tal y como explican en Plantvid. La consecución del derecho a poner el sello de agricultura ecológica, que otorga la Unión Europea, sólo es posible si todos los pasos de elaboración de estos productos cumplen rigurosamente con los estándares de calidad.

El vino ecológico está de moda, y cada vez lo estará más, ya que los consumidores nos hemos dado cuenta de que podemos adquirir un producto de mayor calidad sin apenas sobrecostes.

Un sector optimista

Puede parecer incoherente si tenemos en cuenta que el consumo de vino en España tiene cierta tendencia a la baja. La estrategia para seguir trabajando en nuestro país es centrarse en los mercados locales, trabajando la marca y ganando posiciones en los segmentos de más valor, pero sobre todo la vista está puesta en la venta internacional que supera con creces a la de la venta local. Al vino español le costó ponerse en valor fuera de nuestras fronteras, pero la tendencia está cambiando, ya en 2.018 se superó por primera vez la barrera de los 3.000 millones de euros en vino exportado, lo que supone un incremento del precio medio de casi el 12%. Las perspectivas de futuro son aún mejores. En la actualidad, el negocio internacional supone un 30% de las ventas y se espera que a medio plazo el crecimiento alcance el 50%.

Una de las principales estrategias que está siguiendo el vino español para crecer dentro de nuestras fronteras tiene que ver con la diversificación, centrando sus esfuerzos en conseguir distintos tipos de vinos y en el enoturismo. Son muchos los que están explotando esta vía de negocio, que va mucho más allá de intentar vender vino o alquilar una habitación: lo que se pretende es ofrecer experiencias.

Rutas del vino en España

En la actualidad el enoturismo se ha convertido en un atractivo mundo para turistas y foráneos. Aunque nuestro país es mundialmente conocido como un destino de “sol y playa”, este nuevo tipo de escapadas están siendo muy bien valoradas. Visitar una bodega, conocer cómo se elabora el vino, alojarse entre viñedos, iniciarse en la cata, descubrir la combinación gastronómica perfecta con el maridaje…es un plan muy atractivo que está funcionando muy bien y que no parece que vaya a dejar de crecer.

A través de las Rutas del Vino de la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN), podemos adentrarnos en la cultura y la tradición de los territorios vinícolas con más historia de España. Adentrarse en cada ruta es adentrarse, además de en las bodegas, en el patrimonio histórico y artístico de la zona, así como en su comida. Además, alrededor de cada ruta, se ofertan un sinfín de actividades que enriquecen la experiencia: paseos a caballo, tratamientos de vinoterapia, senderismo, catas de aceite de oliva, quesos…

Lo que se propone es una experiencia que de rienda suelta a tus sentidos. Un viaje enriquecedor: la excusa perfecta para conocer una de las tradiciones más importantes de nuestro país, rodeados de vanguardia

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