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Alicante, una escapada a la tierra del turrĂ³n

Alicante, tierra de playa y montaña, arroz y horchata, entre otras muchas cosas. Esta provincia de la Comunidad Valenciana, que linda con Murcia al sur y Valencia al norte, se enfrenta cara a cara con el mar MediterrĂ¡neo. Capital de la Costa Blanca y cuna del turrĂ³n que lleva su mismo nombre, esta tierra, merece ser visitada, al menos una vez, aunque sea por unas horas. Basta un dĂ­a para recorrer lo mĂ¡s variopinto de la ciudad y comprobar que ofrece tanto o mĂ¡s como la capital valenciana.

Para visitar Alicante, basta con coger una mochila, un autobĂºs y ponerse en marcha. Aunque cualquier medio de transporte es vĂ¡lido y aceptado para la escapada. Desde la capital de España, en pocas horas, puedes estar paseando por sus playas, tras haber pasado por We Love Lockers, para dejar tus pertenencias (maleta, mochila o lo que sea que te estorbe) en una de sus taquillas. Realizado este acto de despreocupaciĂ³n pĂ³stuma, es decir, dejar tus enseres a buen recaudo para, no tener que preocuparte por ellas durante la visita, puedes ponerte en marcha para visitar los rincones mĂ¡s atractivos de la ciudad.

Alicante no son solo playas, que las hay espectaculares, claro estĂ¡. TambiĂ©n es naturaleza, el encanto que posee su entorno natural, comprende montañas y lugares que no puedes dejar de visitar. Esta ciudad, acogedora y de pequeño tamaño, puede recorrerse en un solo dĂ­a, aunque merece la pena pasar mas tiempo en ella y disfrutarla con la mayor calma posible.

En esta ocasiĂ³n vamos a adentrarnos en el Alicante imprescindible, ese que no puedes dejar de conocer por corta que sea tu estancia. Para lo demĂ¡s, si vas con tiempo, lo mejor es que lo descubras por ti mismo, in situ.

Una playa, un castillo, el casco antiguo, un barrio y algĂºn lugar de ensueño mĂ¡s, son el entremĂ©s que harĂ¡ que quieras sentarte a comer. MetĂ¡foras aparte, cierto es que, su gastronomĂ­a nada tiene que envidiar a la de su hermana Valencia o su vecina, Murcia.

Lugares que no te puedes perder

Si solo vas a hacer esa escapada con tiempo limitado pero muchas ganas de dejarte llevar por los rincones de esta tierra, no puedes dejar de pasear por la playa de Postiguet. El sueño de todo visitante que va del interior, es poder tener una playa en el centro de la ciudad. Esta playa esta precisamente en el centro de Alicante y es una de las mĂ¡s queridas por los alicantinos. Caminar por el paseo que discurre en paralelo es la mejor manera de empezar la ruta. Copado de terrazas y chiringuitos donde puedes hacer una parada, disfrutar de una de sus tapas y el ambiente.

Desde este mismo lugar, solo tienes que mirar hacia arriba y encontraras a ciento sesenta y seis metros de altitud, el Castillo de Santa BĂ¡rbara, coronando el monte Benacantil. Concebido como una de las grandes fortalezas del medievo español, es inevitable no pasar por ella para disfrutar de unas vistas de toda la ciudad. El Castillo, esta considerado como Bien de InterĂ©s Cultural desde el año mil ciento sesenta y uno. Pasar por Alicante y no adentrarse en el Castillo es algo imperdonable, no solo por la riqueza cultural de sus inmediaciones, las vistas que puedes disfrutar desde sus torres, son uno de los mayores atractivos que posee esta pequeña ciudad.

Tras esta visita cultural, lo mĂ¡s posible es que te haya dado la hora de comer. Es momento de volver al casco urbano y recorrer el Casco Antiguo, centro histĂ³rico y cultural de la ciudad al tiempo que es considerado el foco de las salidas nocturnas. Esta parte, es conocida como El Barrio, zona donde puedes contemplar edificios antiguos, imponentes fachadas y monumentos que hacen que el paseo te sumerja en la historia alicantina. Callejuelas con rincones de ensueño, calles grandes donde se encuentra el centro gastronĂ³mico, donde es obligado hacer la pertinente parada y degustar uno de sus suculentos arroces.

A continuaciĂ³n, el Barrio de Santa Cruz. Continuar el recorrido a travĂ©s de esas calles pintorescas y originales, donde las casas captarĂ¡n tu atenciĂ³n, sus gentes te proporcionaran la sensaciĂ³n de hallarte en un pueblecito acogedor y poder observar, si se tercia, la espectacular puesta de sol. Sus calles te dirigen a lo alto, donde puedes volver a contemplar Alicante desde otra perspectiva.

Para desandar el camino, nada mejor que seguir hacia la Explanada de España, el paseo mĂ¡s emblemĂ¡tico de todo Alicante, la zona mĂ¡s dinĂ¡mica y activa de la ciudad, caracterizada por su amplitud y los mas de seis millones de baldosas de mĂ¡rmol rojo, blanco y azul que emulan las olas del mar. SĂ­mbolo de la ciudad que ofrece a su paso, la belleza de la Casa Carbonell, el Auditorio de la Concha o los populares puestos de artesanĂ­a que ofrecen los hippies que habitan la ciudad. Por supuesto, bares, terrazas y cafeterĂ­as, abundan por el paseo por si te apetece parar y tomar un helado, por ejemplo.

Justo enfrente de la ciudad, una isleta. La Ăºnica habitada de toda la Comunidad Valenciana: la Isla de Tabarca. Esta pequeña tierra que se aleja de la penĂ­nsula, esta rodeada de aguas cristalinas y acceder a ella es fĂ¡cil, embarcando desde el paseo marĂ­timo. No puedes irte de Alicante sin pasar por esta isla que, en otro tiempo, fue refugio de piratas berberiscos, posteriormente pueblo de pescadores y, en la actualidad, todo un reclamo turĂ­stico repleto de encantos escondidos: patrimonio natural declarado Reserva Marina del MediterrĂ¡neo, gracias a su flora y fauna.

En la misma isla, no puedes dejar de visitar la Cueva del LLop Marí, la Iglesia de San Pedro y San Pablo, la Muralla, la Casa del Gobernador, la Torre de San José y el Faro. Todo un mundo cultural y un espacio natural concentrado en un islote rodeado de playas de ensueño.

GastronomĂ­a y turrĂ³n

Viajar hace que el apetito haga acto de presencia de forma desmesurada. Tal vez la mera idea de probar platos que no degustas de forma habitual, incite a nuestro a estĂ³mago a pedir antes de tiempo y a deshora. Visitar monumentos, lugares y caminar las calles, merece una recompensa para recuperar energĂ­as.

Cada alto en el camino, se convierte en el momento ideal para degustar algunos de los platos tĂ­picos de la cocina alicantina. Siendo su gastronomĂ­a tĂ­picamente mediterrĂ¡nea y partiendo de los arroces como base, pescados y mariscos frescos y de excelente calidad, componen unos platos que, en otros lugares, no se pueden degustar.

Entre su oferta gastronĂ³mica no puede faltar el arroz a la alicantina, a diferencia de la paella valenciana, este arroz lleva salmorreta, una salsa elaborada con ñoras, tomate y ajo. Otro de sus puntos fuertes es el arroz a banda, servido el arroz, en este caso, acompañado de trozos de pescado o marisco pelados. Si te encuentras con un arroz a la alicantina con longaniza y una capa de huevo batido por encima, estamos ante un delicioso arroz con costra. Como la cosa va de arroces, puedes probar el arroz negro alicantino, elaborado con sepia, cuya tinta aporta su caracterĂ­stico color.

En otra categorĂ­a, cocido alicantino o con pelotas, pues a su sopa se le añaden bolas de carne picada. La olleta alicantina, potente plato de cuchara a base de alubias blancas, lentejas, arroz, patatas, pencas y carne de matanza… tan suculento como explosivo. Archiconocida por todos, la escalivada con pimientos rojos asados, berenjena, tomate, cebolla, ajo y aceite de oliva. Si pasas tu dĂ­a alicantino en San Juan, la coca amb tonyina, es el plato estrella: empanada de sofrito de atĂºn de zorra, cebolla y piñones.

No podĂ­amos terminar este post sin hacer alusiĂ³n a uno de sus productos estrella: el turrĂ³n. Alicante y Jijona, son sinĂ³nimos de este apreciado dulce que tomamos en las fiestas navideñas y cuyo origen sigue siendo incierto. Aunque los registros aseguran que se remontan a la villa de Sexona, actual Jijona, en el siglo XVI, siendo los Ă¡rabes quienes introdujeron este dulce en la regiĂ³n.

TeorĂ­as y origines inciertos aparte, lo cierto es que el turrĂ³n lleva siglos siendo consumido. Ha llegado a muchos lugares del mundo, donde los españoles, instalaban fabricas debido a la demanda que generaba el resultado de esa mezcla de almendra, clara de huevo, azĂºcar y miel.

En la actualidad, son decenas las versiones de turrĂ³n que podemos encontrar, aunque la receta tradicional y el dulce tĂ­pico es el turrĂ³n duro o de Alicante, seguido de su versiĂ³n blanda, el turrĂ³n de Jijona.

Podemos degustar turrones de todo tipo, calidad y sabores: chocolate, chocolate con almendras, chocolate negro, de coco, de trufa, café… pero sin duda alguna, el verdadero turrĂ³n es el que muestra sus almendras enteras, apelmazadas o aglomeradas con esa pasta blanca, dulce y pegajosa, con una oblea que facilita su degustaciĂ³n. Ese, es el verdadero turrĂ³n de tradiciĂ³n. Los demĂ¡s, son variantes que nada tienen que ver con sus orĂ­genes, aunque compartan el nombre.

Si pasas por Alicante, acuĂ©rdate de Jijona y no olvides meter en tu maleta un par de tabletas, notarĂ¡s la diferencia.

 

 

 

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