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Desmontando tabúes sobre el cannabis.

Durante años, el uso del cannabis, conocido popularmente como marihuana o hachís, ha sido demonizado por diferentes razones ¡e incluso perseguido por la ley! Sin embargo, esta planta tiene mucho más que ofrecer, y la clave para hacer un buen uso de ella consiste en la moderación y el conocimiento.

Acompáñanos a conocer un poco más acerca de esta planta y no dejes que las creencias populares o la desinformación te afecten de forma negativa.

¡No te lo pierdas!

¿Qué es el cannabis y de donde se extrae?

El cannabis es una planta que se utiliza con diversos fines, incluyendo el medicinal, recreativo y textil. La planta pertenece a la familia de las “Cannabaceae”, y su nombre científico es Cannabis sativa. Esta planta ha sido cultivada y utilizada por el ser humano desde hace miles de años, principalmente por sus propiedades psicoactivas y sus múltiples usos industriales. Es conocida comúnmente por otros nombres como marihuana, cáñamo o incluso “weed” en el ámbito más coloquial.

La planta de cannabis contiene más de 100 compuestos químicos diferentes, conocidos como cannabinoides, siendo los dos más relevantes el THC (“tetrahidrocannabinol”) y el CBD (“cannabidiol”). El THC es el compuesto responsable de los efectos psicoactivos, o lo que se suele llamar «colocón», mientras que el CBD no tiene estos efectos, pero se ha destacado por sus potenciales beneficios terapéuticos, como la reducción de la ansiedad, el dolor o la inflamación.

Respecto a su origen de extracción, encontramos que el cannabis se extrae principalmente de las flores y hojas de la planta femenina. Las plantas de cannabis tienen estructuras llamadas tricomas, que son pequeñas glándulas que producen una resina rica en cannabinoides. Esta resina contiene los compuestos que se buscan tanto para su consumo recreativo como para la elaboración de productos medicinales.

Hay tres subespecies principales de la planta de cannabis de las que se puede extraer:

  1. Cannabis sativa.

Es la variedad más conocida y extendida. Suele tener un contenido elevado de THC, lo que la hace más popular en el uso recreativo. Esta variedad es originaria de regiones ecuatoriales como Asia Central.

  1. Cannabis indica.

Tiene un efecto más relajante en comparación con la sativa, y su contenido de THC también es alto. Es originaria de las montañas del hindú Kush, en Asia.

  1. Cannabis “ruderalis”.

Es menos común y se caracteriza por ser más resistente, pero su contenido de THC es bastante bajo. Se utiliza más en el ámbito industrial, sobre todo para la producción de cáñamo.

¿Cuáles son sus propiedades?

El cannabis tiene una variedad de propiedades, tanto medicinales como lúdicas, que han despertado interés en diversos campos de investigación y uso.

Entre sus propiedades medicinales, encontramos:

  • Propiedades analgésicas.

El cannabis ha sido reconocido por su capacidad para aliviar el dolor. Esta es una de las razones por las que se utiliza en personas que sufren enfermedades crónicas como la artritis, fibromialgia o incluso ciertos tipos de cáncer. El THC y el CBD interactúan con los receptores del sistema endocannabinoide del cuerpo, modulando la percepción del dolor.

  • Propiedades antiinflamatorias.

El “cannabidiol” (CBD) es especialmente valorado por sus efectos antiinflamatorios, lo que lo convierte en un aliado en el tratamiento de enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple o la enfermedad de Crohn. También puede ayudar en condiciones inflamatorias más leves como la inflamación muscular después del ejercicio físico.

  • Propiedades ansiolíticas.

El CBD ha demostrado tener efectos relajantes y ansiolíticos, por lo que es usado como tratamiento alternativo para trastornos de ansiedad, estrés postraumático y ataques de pánico. A diferencia del THC, no provoca alteraciones en la percepción o la conciencia, lo cual lo hace más apto para su uso terapéutico en estos casos.

  • Propiedades anticonvulsivas.

Uno de los usos más destacados del cannabis medicinal es su eficacia para reducir las convulsiones en personas que padecen epilepsia resistente a los tratamientos convencionales. De hecho, se han aprobado fármacos basados en CBD para tratar formas severas de epilepsia infantil, como el síndrome de “Dravet”.

  • Propiedades neuro protectoras.

Se ha sugerido que algunos cannabinoides tienen potencial neuro protector, lo que significa que podrían proteger el cerebro del daño causado por enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Aunque las investigaciones aún están en curso, estas propiedades podrían ofrecer tratamientos innovadores en el futuro.

  • Propiedades antieméticas.

El cannabis también se ha utilizado para reducir las náuseas y los vómitos, especialmente en pacientes que están bajo tratamiento de quimioterapia o que sufren náuseas intensas debido a otras enfermedades o medicamentos. Este es uno de los usos medicinales más antiguos del cannabis.

  • Estimulación del apetito.

El THC en particular tiene un efecto conocido como «munchies«, que estimula el apetito. Este efecto puede ser útil para personas que están en tratamientos como la quimioterapia o que padecen enfermedades como el VIH/SIDA, donde la pérdida de apetito es un problema común.

Además de este tipo de usos, que son considerados usos terapéuticos, encontramos también los usos lúdicos o recreativos, y los industriales.

Respecto a los usos lúdicos, encontramos que el THC es el responsable del efecto psicoactivo del cannabis, lo cual altera la percepción, el estado de ánimo y la cognición. Las personas que consumen cannabis con fines recreativos buscan a menudo estos efectos, que pueden incluir desde una sensación de euforia hasta una mayor creatividad o percepción sensorial.

Asimismo, muchas personas también usan el cannabis para relajarse. Dependiendo de la variedad (sativa o indica), el consumo puede generar una sensación de calma y tranquilidad, ayudando a reducir el estrés diario o la tensión acumulada. Por supuesto, el cannabis también es útil para mejorar el estado de ánimo, ya que el THC libera dopamina en nuestro cuerpo, lo cual nos produce placer y felicidad.

Por último, cabe destacar que el cannabis (y más específicamente el cáñamo) ofrece una serie de usos industriales muy diversos, que también están ligados a sus propiedades naturales:

  • Resistencia y durabilidad.

Las fibras de cáñamo son extremadamente resistentes y duraderas, lo que las hace ideales para la producción de textiles, cuerdas, papel e incluso materiales de construcción como el hormigón de cáñamo.

  • Biodegradabilidad.

A diferencia de muchos productos industriales convencionales, el cáñamo es completamente biodegradable, haciendo que ésta sea una opción sostenible en comparación con otros productos sintéticos derivados del petróleo.

  • Rápido crecimiento.

El cáñamo es una planta que crece rápidamente y no requiere muchos pesticidas ni agua, por lo que funciona muy bien para cultivos industriales. Esto también la convierte en una opción más ecológica y sostenible que otros materiales como el algodón o el plástico.

  • Propiedades nutricionales.

Las semillas de cáñamo son ricas en proteínas, ácidos grasos omega-3 y omega-6, así como en fibra, lo que las hace un superalimento muy apreciado en dietas saludables. También se utilizan para producir aceite de cáñamo, que tiene aplicaciones tanto en la alimentación como en la cosmética.

¿Por qué su uso se considera ilegal?

A pesar de que hoy en día la venta de ciertos productos relacionados con el cannabis está más normalizado y legalizado según nos cuentan nuestros amigos de Whole Green con su Growshop, la lucha sigue activa.

Para entenderlo, tenemos que revisar un poco su historia:

El uso del cannabis es ilegal en muchos países por varias razones históricas, políticas y de salud pública, y la primera causa natural, es que su consumo se asocia al consumo de drogas, por sus propiedades lúdicas y los efectos desinhibidores que tiene esta sustancia en nuestro organismo.

Durante el siglo XX, se asoció el consumo de esta planta con ciertos grupos sociales, especialmente inmigrantes y minorías, lo que contribuyó a su estigmatización. En Estados Unidos, esta percepción negativa se reforzó con la aprobación de la Marihuana “Tax Act” de 1937, y posteriormente, muchos países adoptaron medidas similares, influidos por la política exterior estadounidense.

En los años 70, el presidente Richard Nixon declaró la famosa «Guerra contra las drogas», una campaña que intensificó la criminalización del cannabis a nivel mundial. En esta época, el cannabis fue clasificado como una droga de Lista I, lo que significa que se consideraba altamente adictiva, sin valor medicinal y con un alto potencial de abuso. Esta clasificación aún se mantiene en muchos lugares y ha servido como base para la prohibición en numerosos países.

Otra razón importante detrás de la ilegalidad del cannabis son las preocupaciones por la salud pública. El consumo excesivo (especialmente en adolescentes) puede tener efectos negativos en la salud mental, como el aumento del riesgo de ansiedad, psicosis o problemas cognitivos. Aunque no causa dependencia física como otras drogas, puede generar adicción psicológica, lo que ha sido un argumento clave para mantener la prohibición.

Además, la investigación científica sobre el cannabis ha sido limitada debido a su ilegalidad, lo que ha dificultado el acceso a evidencia sólida sobre sus beneficios terapéuticos. Esta falta de estudios ha sido utilizada por los gobiernos para justificar la prohibición, argumentando que no se conocen suficientemente los riesgos y beneficios del cannabis para autorizar su uso generalizado.

Por último, la presión de algunos sectores económicos, como la industria farmacéutica, también ha jugado un papel en la prolongación de la prohibición. El cannabis medicinal y el cáñamo industrial representan una posible competencia para otras industrias ya establecidas, lo que podría haber influido en la toma de decisiones políticas.

De esta forma, entendemos por fin por qué es ilegal el cannabis en muchos lugares y cuáles fueron las causas que demonizaron su uso; sin embargo, como hemos podido comprobar, no todo es malo en torno a esta planta. Es importante estar informado y saber diferenciar entre sus diferentes tipos de usos, así como tener en cuenta no abusar de su uso con fines lúdicos.

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