Entre las necesidades que se han ido convirtiendo en básicas por parte de los seres humanos con el paso de los años se ha ido metiendo la de disponer de un automóvil. El porqué es muy sencillo: tener la posibilidad de moverse libremente y sin estar condicionado por unos horarios por la ciudad o de una a otra ciudad es indispensable ya sea para un particular o para un emprendedor. Disponer de un coche hace que nuestra dependencia con respecto a otros se disminuya y es precisamente eso lo que compra alguien al hacerse con un coche.
España, por desgracia, no es una potencia en lo que se refiere a la industria de la fabricación de vehículos. Aunque, como destaca el diario El Mundo en una noticia publicada en su página web el 10 de marzo de 2017, España es el octavo país en el ránking de producción de vehículos en el mundo, estamos muy lejos de los países que marcan la cabeza visible del sector, que son China, Estados Unidos, Japón y, como representante europeo, Alemania.
España, por tanto, es un país que en muchos casos depende de la importación de vehículos. Sabemos que no podemos producir ni la cantidad ni la calidad de los vehículos que produce un país como Alemania, y es precisamente por eso por lo que muchos españoles deciden hacerse con los servicios de un buen vehículo forjado en el país teutón. Por regla general, solemos tener asimilado que un coche alemán es más potente, más seguro y más fiable. La lógica invita, por tanto, a confiar más en un auto alemán que en uno de nuestro país. Y por eso, tal y como informa el diario ABC, uno de cada cuatro vehículos importados en nuestro país es alemán.
No es nuevo que los españoles nos decantamos por un mecanismo como la importación para hacernos con el vehículo que tanto hemos deseado. Llevamos muchos años desarrollando una actividad como esta, especialmente con nuestros ojos apuntando a Alemania, el corazón de Europa también en lo referido a la fabricación de vehículos. Varios de los mejores conocedores de la situación se encuentran ahora trabajando para Transportes Trans Thalía, una entidad dedicada al transporte de vehículos de importación desde países como Alemania, Bélgica u Holanda hasta España.
Que una entidad como esta esté viviendo una de sus edades de oro da fe de la cantidad de vehículos de importación que se trasladan hasta el interior de nuestras fronteras. El hecho de que los tres principales productores de vehículos, que son China, Estados Unidos y Japón, se encuentren a miles de kilómetros de distancia beneficia sobremanera al país germano y a entidades como Transportes Trans Thalía, ya que sus camiones portavehículos tienen toda la experiencia del mundo en lo relativo a los viajes hasta Alemania.
Alemania seguirá siendo una referencia en España
En lo que respecta al futuro, tiene pinta de que Alemania va a continuar siendo una alternativa adecuada para las necesidades de muchos españoles y españolas, ya que traer vehículos desde cualquiera de los tres primeros productores mundiales resultaría demasiado caro para nuestras respectivas economías. Alemania está mucho más a mano y, como ya hemos comentado, es una apuesta verdadera por la fiabilidad y la potencia. La verdad es que tener un país así tan cerca es un gran beneficio para todos aquellos que necesiten un vehículo, ya sean familias o empresas.
Que haya empresas de transportes especializadas en el transporte de vehículos importados es una gran suerte de la que debemos valernos para eliminar cualquier barrera geográfica que pueda privarnos de adquirir ese vehículo que siempre hemos querido o necesitado. Saber que, además, existen países, como Bélgica y Holanda, que también tienen una interesante producción de vehículos también ayuda. Gracias a estos transportistas y al marco común en el que se engloba la Unión Europea, esos países están mucho más cerca.
No hay nada que pueda impedir a los ciudadanos del siglo XXI acceder a los bienes o a los servicios que deseen. Tampoco nadie puede impedírselo en materia de encontrar ese automóvil que tanto necesitan o con el que simplemente se han encaprichado. Es la lógica y el beneficio de los tiempos que corren: nada es imposible, por mucho que parezca muy lejano.