Los fartons son unos bollitos alargados cubiertos de glasa típicos de Valencia.
Tradicionalmente se sirven con horchata de chufa y son ideales para desayunos y meriendas.
Este postre es muy sencillo de elaborar, pero debes tener en cuenta el amasado. Es importante la fermentación para que la masa crezca y los fartons queden esponjosos.
Para su elaboración se necesita harina de trigo, leche, azúcar, aceite, levadura y huevos. También está la variante de hojaldre, que añade a su receta levadura prensada, azúcar y grasa animal.
En 1954, los hermanos Dionisio y José preparaban pan en un obrador de Alboraya (Valencia).
El fartó surgió de esos ensayos. «Hasta entonces, la horchata se tomaba con rosquilletas o con pan. Se cortaba una vieneta de pan a tiras y se introducía en la bebida granizada. Pero al ser compacto, tarda mucho tiempo en empaparse. Por eso se nos ocurrió la idea de diseñar un producto nuevo, que fuese también alargado y pintamos de azúcar la cara superior», explica José.
Los dos hermanos tomaron como base la masa del panquemao pero introdujeron algunas modificaciones. Esa receta sedujo a las horchaterías que operaban en Alboraya, aunque pronto comenzaron a distribuirse esos bollos alargados a otros locales de Valencia.
En 1973 ya se comercializaban por toda la región y a partir de los 90 otros territorios apostaron por los fartons. «Al principio apenas se vendía fuera de la Comunidad Valenciana, pero en cuanto probaron los fartons calentitos fuimos ganando cuota», apunta José.
Hoy, la mitad de la producción se consume en el conjunto de España, con algunas excepciones como Andalucía, Extremadura o País Vasco.
«En el resto funciona muy bien, sobre todo en Madrid y Cataluña», comenta el panadero. No existe la exportación porque «como no tiene conservantes ni colorantes caduca a los 20 días», aclara el fundador de este dulce.
José explica que el «fartó artesano», es «grasiento» porque incorpora un 30% de manteca de cerdo a la receta. «Es un bollo hojaldrado que por sí solo está rico pero tiene mucha potencia, mucho sabor, y desvirtúa el de la horchata. Es como una ensaimada. El original, sin embargo, usa aceite de girasol y por eso es mucho más suave. Se creó para ser el vehículo con el que introducir la horchata en el interior de la boca, no para ser protagonista», argumenta.
«En invierno se puede tomar con chocolate, pero es que es ideal para la gente mayor con problemas de dentadura. Mi padre los tomaba para desayunar con leche y, como son muy blanditos, prácticamente se deshacen en la boca», expresa el experto.
Si viajas a Valencia puedes probar la horchata. Las primeras referencias escritas de la «leche de chufas» se remontan al siglo XIV.
Te encantará probar los fartons con un vaso de horchata. «Según ha demostrado el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), dependiente del CSIC, tomar un vaso grande de horchata natural durante tres días basta para producir cambios en la microbiota intestinal asociados a un perfil microbiano más saludable», informa Las Provincias.
Aunque otra combinación que te conquistará es el mig-mig. Consiste en mezclar el líquido de chufa con granizado de limón, ambos en el mismo vaso y en la misma proporción.
En Valencia también puedes mezclar la horchata con zumo de naranja, aunque hay que procurar que haya el doble de horchata. Este verano también puedes probar la horchata con leche merengada y algo de canela espolvoreada.
Otro dulce típico de la zona es el espartero. Se trata de un bollo de forma alargada y apreciarás su toque de canela y azúcar.
Seguro que conoces el turrón de Jijona y el de Alicante. El primero se muele la almendra junto con la miel. Sin embargo el turrón de Alicante es diferente, ya que en su textura puedes apreciar una cantidad de almendra, pero no molida, sino troceada. También contiene miel, pero la clara de huevo emulsiona y unifica los ingredientes.
La Coca de llanda es un bizcocho, que se hace con un molde de hojalata o lata. Se elabora con los siguientes ingredientes: harina, azúcar, huevos, aceite y leche.
Otro dulce típico es el sequillo de Castalla, que es una rosca decorada con un glaseado. Parece una masa seca o dura, pero cuando pruebas este dulce descubres que la textura se deshace en el paladar.
Los sequillos tienen variedades, pero la mayoría tienen ingredientes base que son: huevos, agua, aceite de oliva, azúcar glas y limón.
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